Una simple llamada de teléfono te separa de la mejor experiencia sexual de tu vida
Quien conozca los recovecos del espíritu humano, aunque sea del propio, sabrá que todos nos consideramos especiales. Tenemos cosas muy buenas que otros no ven. Ciertas de ellas, ni nosotros; pero están ahí y no hay nada tan fantástico como que alguien nos las descubra y nos las explique.